¿Hacia qué tipo de educación deberíamos tender?
Hacia un tipo muy diferente del que se imparte ahora: menos memorización, más discusión, más trabajos experimentales… En las escuelas secundarias, los laboratorios prácticamente no existen. Hay que aumentar el número de laboratorios y de talleres. En los países iberoamericanos tenemos una pésima tradición de desprecio por el trabajo manual. Hay que enseñar a manejar las manos desde la escuela primaria.
El exceso de información que se respira en todos lados merced a las nuevas tecnologías ¿nos hace más cultos o produce un mayor analfabetismo cultural?
Si sólo hay información, no hay nada. La información es un medio no un fin. El fin de la comprensión es el conocimiento, y para ello hace falta asimilar, entender esa información, filtrarla. Como usted bien dice, hay exceso de información, lo contrario de lo que existía en mi tiempo: entonces había carencia, pero ahora hay demasiada. La única manera de gestionar ese gran flujo de información es construir filtros críticos, volverse escéptico, evaluar, seleccionar toda la información que se recibe.
A veces se genera desinformación. El otro día miré lo que decía Wikipedia de mí. Me enteré de que estuve viviendo en Caracas, donde no he vivido en mi vida, y de que nunca terminé mis estudios universitarios. La facilidad con que concurre hoy día la información es ambigua.
Por otro lado, los estudiantes apenas concurren hoy a las bibliotecas, no se mueven de los ordenadores. Toda esta tecnología posee grandes ventajas para el investigador, pero para quien no piensa nada más que en divertirse es nociva.
* entrevista en Campus Digital, Universidad de Murcia Por: Pascual Vera
¡Tiene una memoria prodigiosa! ¿Es de los que creen que los nuevos medios tecnológicos y, en particular, Internet conspiran contra nuestra capacidad de recordar?
-No, al contrario, colaboran. Y eso es lo malo. Al ayudar a la memoria inhiben la creación, la invención de nuevas ideas. Fíjese en los adolescentes de hoy. Tienen más interacción por intermedio de estos instrumentos que cara a cara. Ya no se ven. Se abusa de eso y en las clases los chicos no prestan atención a los maestros, se la pasan mandando mensajes de texto. Eso ha desquiciado la educación: los chicos no participan en las clases. Claro, en parte es una reacción contra las clases formales, leídas, sobre todo en filosofía, en las que los alumnos no participan. Cuando yo estudiaba en la Universidad de La Plata, para hablar con el profesor había que seguirlo hasta la estación.
* Entrevista: Mario Bunge: “Al ayudar a la memoria, Internet inhibe la creación, la invención de nuevas ideas” Por Nora Bär | LA NACION